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GÉNEROS CIRCENSES:

PAYASADA

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DOKUCIRCO

EL CLOWN

Desde las antiguas culturas de oriente, pasando por Egipto, Grecia, Roma, el medioevo y sus bufones, las culturas precolombinas en América y por supuesto la Commedia dell’arte, de donde nace el nombre, podemos decir que el payaso ha estado presente en todas las culturas como un espejo grotesco de la sociedad, estimulando la sensibilidad y la crítica a través de la risa.

 

La palabra payaso viene del italiano pagliaccio, que en su acepción primitiva sería un saco de paja (paglia = paja), y fue uno de los personajes de la Commedia, una especia de bufón cuya ropa era de la misma tela que se usaba para cubrir los colchones de paja. De allí la palabra pasa al francés paillasse, tanto para referirse al personaje cómico como al saco de paja. Y finalmente se adapta en castellano como payaso, ya en la edición de 1817 del Diccionario de la Academia figura como “el que en los volatines y fiestas semejantes hace el papel de gracioso, con ademanes, trages [sic] y gestos ridículos”.

 

Pero lo que nos ocupa aquí es el payaso de circo, así que vamos a hablar del clown. El clown pertenece al circo moderno, surge con el circo ecuestre. Según la versión más ampliamente difundida y aceptada, el circo moderno nace en 1770 cuando el Sargento Mayor de Caballería retirado y convertido en showman Philip Astley decide incorporar otros actos (como malabaristas, funambulistas o acróbatas) a su espectáculo ecuestre. Al poco tiempo también desarrollaría actos cómicos sobre el caballo (ver más en Circo Ecuestre, Pantomima Ecuestre y Pantomima), el jinete-comediante entraba vestido como paisano, a quienes se les llamaba vulgarmente clod (o clod-hopper), de donde derivaría la palabra clown. Billy Saunders, jinete cómico y entrenador de perros, es quien lleva el título de haber sido El primer clown. En París los jinetes cómicos rápidamente serían tambíen llamados “claune”, y no pasaría mucho tiempo para que éstos descendieran del caballo y empezaran a trabajar la comicidad directamente sobre la pista.

Para darnos una idea general daremos una ojeada “a vuelo de pájaro” a cómo se fueron desarrollando los clowns. Las primeras influencias de la Commedia las vemos cuando los jinetes cómicos comienzan a llevar vestuarios multicolores como de Arlequín. Y los que trabajaban sobre la pista frecuentemente usaban vestuario tradicional de bufón. En Inglaterra surgieron los bufones shakespeareanos, que utilizaban personajes y versos del dramaturgo para sus representaciones. Después vino una larga línea de payasos acróbatas, más cercanos tal vez a la escuela de Grimaldi[1]. Fue muy famoso el francés Jean-Baptiste Auriol, el payaso Gontard, quien además de gran acróbata  y equilibrista era, a palabras de Théophile Gautier, “el payaso más espiritual y encantador que se pueda imaginar”. Entonces los payasos habían dejado de ser únicamente jinetes y entrenadores de animales, y los había con diversas especialidades, acróbatas, equilibristas, malabaristas, músicos, contorsionistas, y conforme fueron incorporándose más actos, también serían perchistas, trapecistas, ciclistas…

Sin embargo el papel del payaso en los primeros tres cuartos de siglo del circo moderno estaba muy limitado, cumplía de función de hacer el tiempo necesario después de un acto para que se preparara el siguiente, o de distender un poco al público entre dos actos muy emocionantes, pero  no tenía una presencia fuerte por sí mismo. Incluso en Francia, como en otros países europeos se le prohibía hablar. En 1865 la ley cambió (Ordenanza sobre la libertad de los espectáculos, en Francia) y los payasos obtuvieron mucha más libertad para hacer su trabajo, a partir de allí las sencillas entradas de doma o acrobacia cómica darían lugar a la comedia clownesca. En estos mismos años surgiría el personaje del Augusto y los payasos comenzarían a trabajar en dúos o tríos.

Pero tomemos un momento antes, mientras aún proliferan los clowns tipo bufón, que trabajan en solitario, porque vale la pena mencionar a Dan Rice, un clown – bufón que fue muy famoso en EEUU a mediados del siglo XIX, considerado el mejor comediante del país fue la primer super-estrella del entretenimiento. Muy cercano a Abraham Lincoln, lo llamaban “el bufón de la corte personal de Lincoln”;  Rice con su sátira política (que realizaba junto a su cerdo amaestrado) llegó a candidatearse para el congreso y para la presidencia de los EEUU (1866 y 1868), aunque en ambas ocasiones se retiró precozmente de la contienda. A Dan Rice le tocó vivir el ocaso de su carrera, murió sin un centavo, y poca gente lo recuerda, sin embargo a través del Tio Sam su imagen ha llegado a ser conocida mundialmente, pues el bufón que se vestía con un traje que recordaba la bandera estadounidense, un sombrero con estrellas y usaba una característica barba de chivo fue el principal modelo para la famosa caricatura de la nación estadounidense.

EL AUGUSTO

El personaje del Augusto surge como una caricatura cómica del solemne director ecuestre. Hay una leyenda que dice que el personaje surgió en 1865 cuando Tom Belling, un jinete del circo berlinés Renz, entró a la pista –tal vez borracho- con un traje que le iba demasiado grande y tropezándose con todo, de modo que el público muerto de risa comenzó a gritarle “augusto”, que en la jerga berlinesa significaría algo así como tonto y pesado. En vistas del éxito de la intervención, el director del circo le pediría al sr. Belling que la repita en cada función[2].

 

Independientemente de qué tanto tenga esto de verdad, lo cierto es que si bien ese tipo de personaje ya se hacía en Londres hacía más de treinta años, fue a partir de entonces que comenzó a popularizarse.

 

Recordemos que los clowns tenían prohibido hablar hasta entonces, así que con las nuevas libertades su vieja pantomima acrobática daría lugar a una pantomima hablada, y sería el momento indicado para que el clown tuviera un compañero, el augusto.

 

Hasta entonces todo comediante de la pista era un clown, pero al trabajar en mancuerna los personajes comienzan a especializarse, el clown cambia los sencillos vestuarios con los que hacía acrobacias por unos mucho más suntuosos y elegantes, y el augusto, con su levita demasiado grande, se desarrolla en contraposición, de modo que aparece con la ropa raída, sucio, como un vagabundo.

 

El augusto y el clown representan la dualidad de la sociedad y de cada individuo; donde el clown representa el orden y la autoridad, lo correcto y elegante, lo adulto; el agusto, por el contrario, representa la libertad, la rebeldía, para él todo es posible, no hay reglas de vestimenta ni tabúes de comportamiento. Es en este momento en que el clown adopta el maquillaje blanco del pierrot[3], mientras que el maquillaje grotesco y colorido queda para el augusto. La estructura del clown-augusto es antigua, también la encontramos en la Commedia dell’arte. Más adelante surgiría además el contra-augusto, o tony, aún más bruto que el augusto, el último en la cadena de mando. De modo que los payasos de tradicionales de circo son el clown blanco (o carablanca), el augusto y el contra-augusto.

Uno de los primeros dueto clown – augusto, y probablemente el más famoso, sería el de Foottit y Chocolat, autores del siguiente diálogo:

  • Tengo sed (dice Chocolat)

  • ¿Tienes dinero? (responde Foottit)

  • No

  • ¿No tienes dinero? Entonces, tampoco tienes sed.

 

 

 

A comienzos de la década de 1870 el papel que los cómicos venían desempeñando en el circo durante un siglo cambiaría por completo. A lo que se mencionó anteriormente se sumaron los efectos de la guerra; tras la derrota francesa en la guerra Franco-Prusiana (1870-1871), en la que desaperecía el II Imperio Napoleónico, los circos se hallaban escasos de actos ecuestres, pues jinetes y animales habían marchado a la guerra (y probablemente perecido), y echaron mano de los cómicos para completar sus funciones. Ahora que había muchos en la función, los clowns debían esmerarse más en sus personajes para que el público diferenciara a unos de otros. Así que los payasos pasaron de ser personajes mudos que hacían algo de tiempo entre un acto y otro, a ocupar un sitio amplio y destacado en la función. Un cronista de la época describía la entrada de los clowns “con su brillante vestuario de fantasía como uno de los momentos más explosivos de toda función de circo”.

Los payasos de circo son herederos de los graciosos populares de toda la vida, los comedientes de los tiempos romanos, los bufones y los farsantes medievales, y por supuesto la Commedia dell’arte. Sin embargo, el clown de circo es obra de sí mismo, se desarrolló a partir del jinete cómico y usando como mancuerna al presentador (el mismo Astley así lo hacía). Luego bajó a la pista y los personajes se diversificaron para trabajar en duo y en trío. Cuando dejaron de representarse pantomimas en los circos, durante la época del “circo puro” del siglo XX, el único que permeció ligado al teatro fue el payaso.  "Podemos decir que el payaso es un artista de circo que, además, es actor." (Le Grand Livre Du Cirque)

[1] Giuseppe Grimaldi fue, mucho antes del surgimiento del circo ecuestre, una estrella de la pantomima cómica inglesa. Él y su hijo Joe gustaban mucho de usar accesorios extravagantes y truqueados para ayudarse en sus presentaciones.

 

[2] En Wikipedia la cuentan del siguiente modo: “hacia 1870 el “augusto” fue creado por el ecuyere Tom Belling, en 1864, en el circo alemán Renz, cuando el artista, molesto por tener que ayudar en la pista y para divertir a sus colegas, se pone un traje demasiado grande y se muestra tan torpe que despierta gran hilaridad en el público. El éxito hace acallar la furia del director, que le pide que repita su actuación y la desarrolle cada vez más. “Augusto”, el apodo alemán para las personas torpes”

 

[3] Aquí se vuelven a juntar Pagliaccio y Clown, por medio de Pierrot, y con la ayuda de Deburau. Pagliaccio era un antiguo personaje de la Commedia dell’arte que aparece en 1572 con la cara pintada de blanco, y que más adelante se tranformaría en Gianfarina, para finalmente desembocar en Pierrot. Jean-Gaspard Deburau, el maravilloso mimo de “Les Funambules”, encarnaba a Pierrot en la década de 1820, y fue él quien le dio al personaje la imagen con la que sobrevive hasta nuestros días, la imagen que sería adoptada unos pocos años después en el circo.

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