En México existe una tradición y un patrimonio extraordinarios a propósito de los juegos malabares y acrobáticos, antecedentes directos de las artes de circo, que datan incluso de antes de la llegada de los conquistadores españoles. Hace más de 600 años, en la región de Mesoamérica, se presentaban actos cómicos y rituales, de los cuales dan testimonio numerosos códices, murales y estatuillas; existía también la acrobacia religiosa, cuyo ejemplo más conocido hasta nuestros días es el de los voladores de Papantla.

Así mismo, el circo tradicional mexicano, en sus diversas disciplinas como la acrobacia, el equilibrismo, los juegos malabares, las payasadas, la magia y la doma de animales forman parte del patrimonio cultural de la humanidad.

Actualmente en nuestro país, como en el resto del mundo, el arte circense ha continuado su desarrollo, al punto de incluir a artistas provenientes de diversas disciplinas escénicas, generando propuestas de alto nivel, que vinculan a todas las artes, el deporte y herramientas tecnológicas, consolidando un movimiento artístico y cultural conocido como circo contemporáneo.